Dios no es solo un poder espiritual e intangible, tiene su parte material todo lo que somos y lo que nos rodea. La naturaleza, aves, minerales, mares, plantas, estrellas y todo lo incluido en el cosmos conocido y por conocer, es parte de nosotros. Toda la naturaleza al igual que los colores y formas tienen su propio pensamiento y carácter y si la manipulamos en exceso, estamos trastornando su parte emotiva y por lo tanto destruyendo su carácter o por lo menos alterándolo, cuando esto ocurre nos afecta a nosotros aunque de una manera inconsciente la mayoría de las veces.
Los desiertos, los bosques, los océanos todos tienen su razón de ser, su función y su motivo, somos nosotros quienes debemos encontrar un equilibrio con la naturaleza en la que ninguna parte salga perjudicada, pues de no ser así corremos el peligro de que nos destruya, así lo interpretan muchos sabios en las sagradas escrituras de muchas religiones y tradiciones.
Jerónimo Jonás